Sancti Spíritus, una de las urbes cubanas donde más puede disfrutarse de la naturaleza, pues a pesar de estar ubicada en el centro de la Isla, cuenta con la cercanía del lago Zaza, de importantes zonas tabacaleras y de regiones montañosas. Como principal atractivo está la ciudad de Trinidad, como detenida en el tiempo regala al visitante los encantos de una ciudad enclavada entre el mar y la montaña, donde se ha sabido combinar los quehaceres de la vida actual con las innumerables riquezas legadas desde la fundación de la villa. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988, la otrora villa de Trinidad -fundada en el siglo XVI- constituye, sin duda, una joya arquitectónica colonial de nuestro país y América. Hoteles, restaurantes, comercios y demás comodidades de la vida moderna han ocupado su espacio sin que Trinidad deje de ser una auténtica ciudad colonial.
Unidos a valores históricos y culturales del territorio, los atractivos de la naturaleza en la zona montañosa del Escambray, las playas y las bellezas de los fondos marinos, así como la hospitalidad de la gente, singularizan esta región y cada uno de sus sitios. No se debe desaprovechar la visita a la simbólica torre de Manaca-Iznaga, desde donde se domina el Valle de los Ingenios; las playas de Ancón y María Aguilar, el salto del Caburní, la cueva de las Calaveras o los cayos cercanos entre los que se destaca Cayo Blanco de Casilda.